La Eutanasia
INTRODUCCIÓN
En las siguientes páginas se
analizará un tema que en el último tiempo ha causado bastante controversia en
el mundo, la Eutanasia. Este tema ha sido objeto de intensos debates públicos y
han puesto de manifiesto las diferencias existentes entre la voluntad de los
enfermos y las disposiciones legales y sanitarias.
Mediante el presente texto, no
se pretende caer nuevamente en este tipo de discusión, más bien el propósito
final del mismo es instruir al auditorio sobre el significado objetivo de este
término y que cada uno, según su propia apreciación, pueda crear una opinión
sobre el tema expuesto.
Primeramente, se comenzará con
las definiciones y terminologías de la Eutanasia, seguida de la visión de este
procedimiento en la sociedad a través del tiempo, para continuar desglosando
más a fondo los tipos de eutanasia existentes en nuestros días y los países en
que estas están relativamente aceptadas.
La palabra eutanasia
procede del griego eu= bueno y thanatos= muerte. La
utilización de este término, “buena muerte”, ha ido evolucionado y actualmente
hace referencia al acto de acabar con la vida de una persona enferma, a
petición suya o de un tercero, con el fin de minimizar el sufrimiento.
La Real Academia de la Lengua Española
define la eutanasia como “acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los
pacientes desahuciados, acelera su muerte, con su consentimiento o sin él”; o,
como “muerte sin sufrimiento físico”. También se definido de un modo más técnico
este término como “la muerte indolora
infligida a una persona, consciente o no, que sufre abundantemente a causa de
enfermedades graves e incurables o por su condición de disminuido, sean estas
dolencias congénitas o adquiridas, llevada a cabo de manera deliberada por el
personal sanitario o al menos con su ayuda, mediante fármacos o con la
suspensión de curas vitales ordinarias, porque se considera irracional que
prosiga una vida que, en tales condiciones, se valora como ya no digna de ser
vivida”.
En nuestros tiempos la
definición más utilizada es “la acción u omisión que permite, acelera o provoca
la muerte de un paciente terminal o de un recién nacido con graves
malformaciones, para evitar sus sufrimientos”. Este concepto incluye la
intervención de un agente distinto del enfermo y que ella se realice por el
bien de éste, movida por la compasión.
El contexto cultural que
envuelve a la eutanasia transforma en modos muy diversos su significado moral.
En las culturas primitivas se inclinaban a evitar el dolor de los moribundos
acelerando de diferentes maneras la aparición de la muerte. Aplicando esta
misma intención, determinaban que los niños minusválidos eran potencialmente
portadores de discriminación y sufrimiento a lo largo de su vida, y, por lo
tanto, tenían que ser eliminados.
En concordancia con lo
anterior, podemos citar a Platón, para el cual “la ciudad natural o perfecta ha de estar compuesta de hombres sanos y,
constituyendo la ciudad un cuerpo, debe deshacerse de sus miembros enfermos”
(Función eutanásica de los médicos, la que se cumplía especialmente en la
población no considerada ciudadana). “La
medicina es apartar por completo los padecimientos de los que están enfermos y
mitigar los rigores de sus enfermedades, y no tratar a aquellos incurables,
conscientes de que en tales casos no tiene poder la medicina” (Tratados
Hipocráticos).
En Grecia pudo ser apreciada
una cierta tensión entre el platonismo,
el que pretendía aplicar la eutanasia a los inservibles (Ámbito social), y el hipocratismo, el cual la reservaba para
los incurables (Ámbito médico). Sin embargo, lo anteriormente relatado no
representaba el sentir de la mayor parte de la comunidad ni de la medicina,
sino que expresaba la opinión de grupos socialmente aceptados y de elevada cultura.
Es obvio, pues, que las discrepancias expuestas nacen en una comunidad marcada
por la aristocracia, en la cual los privilegios sólo eran gozados por los
ciudadanos, lo que explica la diferente conducta moral entre ambos grupos.
Durante la Edad Media, el
pensamiento de la humanidad se mueve en torno a la sombra de “la cruz”. El
hombre es considerado una creación de Dios y, por lo tanto, no puede atentarse
contra su vida, incluyendo la ayuda al morir por compasión del enfermo, dado
que esta solo le pertenece Creador. Todo
tipo de eutanasia es prohibido, excepto la llamada “interna”, que refiere a la
ayuda del alma del moribundo. Incluso, se espera la muerte en un estado de
conciencia clara, para permitir la preparación del espíritu y alma, tanto para
las cosas mundanas como para las relacionadas con Dios.
Sin embargo, existen opiniones
aisladas, incluso dentro de la propia Iglesia Católica, que proponen que “los
médicos deben adquirir las habilidades de cómo puede el moribundo dejar la vida
más rápida y silenciosamente”. En el ámbito médico de los desastres naturales
–consideradas entre estas las epidemias-, se aplicó la llamada “sangre
suelta”, la que acababa tanto con el sufrimiento como con la vida
del paciente. Hay que considerar que en esta maniobra predominaba lo sanitario
sobre la compasión.
Durante el siglo XX, hasta la
Segunda Guerra Mundial, se realizaron eutanasias masivas sin el consentimiento
de las víctimas. Incluso esta práctica se
hizo muy popular en pacientes considerados “muertos” debido a su incapacidad
para pensar. Obtuvo cierta importancia el pensamiento de un darwinismo social,
que apoyaba la eutanasia de los discapacitados física o psíquicamente.
Desde la segunda mitad del
siglo XX aparecen en la sociedad conceptos que obligan a tener una definición
clara sobre el tema de la eutanasia, la cual se convierte en un hecho aceptado
o rechazado de acuerdo a posturas basadas en la enfermedad, la autonomía, la
calidad y cantidad de vida y la justicia.
La Eutanasia puede llevarse a
cabo de diversas formas:
EUTANASIA PASIVA:
Es la ausencia de
intencionalidad de matar al paciente por parte del médico o del personal de
salud. La ayuda que se da para morir se presenta al definir el límite del apoyo
terapéutico y, por ende, la futilidad o inutilidad de prolongarlo por más
tiempo. Este tipo de eutanasia permite que la muerte aparezca en forma natural
y por lo tanto, comparable al antiguo desahucio.
En ningún caso esto es
asociado al hecho de sólo dejar morir, puesto que desde el momento en que
aparece la decisión de no hacer nada activamente en el sentido del curar,
aparece la obligación del cuidar físico, psíquico y espiritual. Lo primordial es
siempre mantener la dignidad del paciente.
EUTANASIA ACTIVA DIRECTA:
En este caso, la eutanasia
activa actúa directamente en el paciente con la intención de suprimir su vida. Pueden
utilizarse dosis de fármacos letales o el retiro de medidas de apoyo, las
cuales eran absolutamente necesarias para mantener la vida. Esta acción puede
realizarse con el consentimiento del paciente, si sus condiciones psíquicas así
lo permiten (eutanasia directa voluntaria), o sin requerir su
consentimiento (involuntaria). En ambos
casos existe la clara intención de matar por compasión.
EUTANASIA ACTIVA INDIRECTA O FENÓMENO DEL DOBLE EFECTO:
Este tipo de eutanasia se aprecia
en el siguiente ejemplo: en un paciente tiene un intenso y permanente dolor, el
médico indica fármacos para su alivio, los cuales pueden al mismo tiempo que
aliviar, acelerar el proceso de morir. Claramente la intención inicial del
médico a cargo no es la de producir la muerte, sino el de aliviar el
padecimiento. Este tipo de eutanasia no implica problemas éticos, pues la idea
inicial que dirige la acción es de total beneficio para el paciente.
SUICIDIO ASISTIDO:
En este caso el médico no
actúa directamente produciendo la muerte en el paciente, sino que, como su
nombre lo indica, lo asiste para que el paciente ejecute las maniobras
necesarias para provocar su muerte. Obviamente esta acción será siempre
voluntaria por parte del solicitante. La intención de las partes médicas será
ayudar a producir con su muerte, pero en este caso no realizándolo directamente
con “sus propias manos”.
Desde un punto legal, este
acto implica una responsabilidad diferente al de la eutanasia, pues se trata de
una acción intransitiva por parte del asistente, es decir, su acción no se
transfiere a la víctima. El acto mismo es efectuado por el paciente, siendo de
este modo también un acto intransitivo, pues se refiere sólo a sí mismo.
La eutanasia es ilegal en la
mayor parte de países, sin embargo en países como Bélgica, Luxemburgo y Holanda
está permitida siempre que se cumplan ciertas condiciones.
HOLANDA: Fue el primer país del mundo que legalizó
la eutanasia. El Parlamento holandés
aprobó la eutanasia y el suicidio asistido en 2001. Los médicos pueden asistir el suicidio
en el caso de que los pacientes lo deseen y padezcan dolores insoportables y no
haya ninguna esperanza de curación. Los médicos deben consultar antes a algún
colega e informar de cada caso a una comisión. Sólo si esta comisión -un
médico, un abogado y un experto en asuntos éticos- tiene dudas respecto del
proceder correcto del médico, se recurre a la Justicia.
BÉLGICA:
Aprobó su ley de eutanasia en 2002, permitiendo que los adultos en situación
incurable eligieran poner fin a su vida, siempre que los médicos certificasen
que estaban experimentando un sufrimiento insoportable. El Parlamento votó hoy a favor
de aplicar esta ley a menores de edad en estado terminal, con el consentimiento
de los padres.
LUXEMBURGO:
Su ley de eutanasia de 2009 sigue el ejemplo belga. Respeta la "libertad
de conciencia del médico" pero afirma que ésta no puede "justificar
el forzar a un paciente en una situación terminal a continuar viviendo con
angustia y sufrimiento".
SUIZA: El
derecho a decidir morir está ampliamente aceptado pero la eutanasia está
prohibida. La ley permite el suicidio
asistido, en el que se facilita a los enfermos terminales consejo y las
sustancias letales para morir, que ingieren por su cuenta. La organización Exit sólo acepta
peticiones de suizos o residentes en Suiza mientras que Dignitas acepta
peticiones de suicidio asistido de personas de todo el mundo.
ESTADOS UNIDOS: La eutanasia está prohibida pero algunos
estados permiten que los médicos ayuden en el suicidio asistido, bajo estrictas
condiciones. En
1994 y tras un referéndum, Oregón fue el primer estado norteamericano en
permitir el suicidio asistido para enfermos incurables. En 1997 la ley fue
ratificada por una segunda votación. Dos médicos deben acreditar
que al enfermo le quedan probablemente menos de seis meses de vida. Los
afectados deben ser mayores de edad y haber dejado constancia de su deseo de
morir varias veces de forma oral y escrita. En 2006 el Tribunal Supremo rechazó un
intento del gobierno federal para revocar el Acta de Muerte Digna de Oregón.
Conclusión
Hoy, mediante lo anteriormente
expuesto, se pudo conocer a mayor cabalidad el término Eutanasia. Se definió
correctamente la palabra como “la acción u omisión que permite, acelera o
provoca la muerte de un paciente terminal o de un recién nacido con graves
malformaciones, para evitar sus sufrimientos”. También se recopiló información
del procedimiento según las perspectivas de la sociedad y el contexto cultural
de las mismas de manera cronológica.
Además de conocer distintas
definiciones, se ahondó en el tema llegando a reconocer y catalogar los tipos
de eutanasia que existen en nuestros días y, se expuso, los casos de diferentes
países que según algunas leyes y
decretos en particular, aprueban en cierta medida el procedimiento.
La Eutanasia fue y es, hasta
nuestros días, un tema controversial y con este texto podemos formarnos una
idea de las posiciones entre las que se debate, ya sea en contra o a favor de
la misma.
Por un lado, hay algunos que
creen fehacientemente que todo ser humano posee una dignidad intrínseca e
inviolable, que no es susceptible de gradaciones, y que es universal e
independiente de la situación de edad, salud o autonomía que se posea. Esa
dignidad es inherente a toda vida humana, le confiere el derecho irrenunciable
a la vida y es un deber inexcusable del Estado protegerla, incluso cuando la
persona, su titular, pueda no valorarla.
Por otro, la calidad de vida y
la autonomía del paciente son razones claves para mantener una posición
favorable ante la Eutanasia. Aquellos que defienden el procedimiento,
argumentan que en algunas circunstancias vivir es peor que morir, ya que el
dolor y el sufrimiento causado por una enfermedad terminal pueden hacer la vida
agonizante y difícil de llevar. Para el enfermo terminal, el sufrimiento puede
ir más allá del dolor como resultado de las condiciones en que se encuentra y
estas hacer la vida insoportable. La vida pierde toda calidad y significado, de
forma que la muerte es preferible.
De cualquier forma la decisión
es tomada por cada uno de nosotros, y se espera que la finalidad que perseguía
el texto, de informar sobre este tema tan controversial, haya sido alcanzada.
Bibliografía
-Dr. Manuel Pérez F.,
Departamento de Neurología, Clínica
Las Condes, “Bioética: Perspectivas
históricas e ideológicas sobre Eutanasia” Octubre, 2004.
-C. de Miguel Sánchez, A.
López Romero, “Eutanasia y suicidio asistido”, 2006.
-Teodoro Sandoval Valdés,
licenciado en Derecho, Universidad
Autónoma del Estado de México, “Eutanasia”, Marzo – Abril, 2001.
-Dr. Javier Vega Gutiérrez,
Eutanasia Aspectos Éticos y Jurídicos, 2003.
Esta muy interesante el texto y muy bien elaborado.
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